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EL ASESINATO DE LUIS DONALDO COLOSIO

  • Frase que pronunciara Luis Donaldo Colosio Murrieta cerca del Monumento a la Revolución y palabras que supuestamente lo deslindaron del PRI y que la postre, según versiones, fueron las que lo llevaron a la muerte
  • A 27 años del atentado en Lomas Taurinas, lamentablemente, se sigue creyendo que el ex candidato a la Presidencia de México fue victimado por dos francotiradores, Mario Aburto Martínez y Othón Cortés Vázquez, presuntamente pagados por “fuego amigo”

José Sánchez/Sol Quintana Roo/Sol Yucatán/Sol Campeche/La Opinión de México

(Primera de siete partes))

Ciudad de México.– En medio de violenta ola de crímenes políticos, que mantienen en “alerta máxima” a las instituciones de seguridad surge inevitable el recuerdo del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, víctima no de un ambiente similar, sino de sus propios errores, inexplicablemente disimulados desde la Presidencia hasta la Procuraduría General de la República (hoy Fiscalía General de la República).

A 27 años del atentado en Lomas Taurinas, lamentablemente, se sigue creyendo que Colosio fue victimado porque se atrevió a “deslindarse” del PRI con una frase, pronunciada cerca del Monumento a la Revolución: “Veo un México con hambre y sed de justicia”.

Y que por ello fue atrapado por dos francotiradores (Mario Aburto Martínez y Othón Cortés Vázquez) presuntamente pagados por “fuego amigo”.

Increíble: a dos años del sacrificio de Luis Donaldo Colosio Murrieta, el 23 de marzo de 1996, en un mausoleo construido en el panteón municipal de Magdalena de Kino, Sonora, apareció “la frase de Luis Donaldo durante su campaña política: Veo un México con hambre y sed de justicia”.

Pero resulta que hasta en esos detalles fallaron las autoridades: la frase célebre no es de Colosio, sino del ilustre Justo Sierra Méndez, promotor de la fundación de la Universidad Nacional de México, frase que pronunció en 1893, 101 años antes que se la apropiara Colosio.

Justo Sierra Méndez dijo que “México es un pueblo con hambre y sed, el hambre y la sed que tiene no es de pan, México tiene hambre y sed de justicia”.

Bueno, clonar unas palabras no es motivo para ser asesinado a tiros por dos francotiradores. Pero Colosio jamás fue agredido por dos personas, solo por Mario Aburto Martínez, quien deseaba primero ser famoso por el homicidio y luego, cobrar en dólares a las diferentes televisoras de México y Estados Unidos, por cada conferencia que les brindara.

Así que no hubo pago alguno de “fuego amigo” y tampoco instrucciones presidenciales de acabar con el candidato que se “deslindó” del PRI, en un discurso previo a su gira por Tijuana, Baja California.

Entonces, ¿qué sucedió en Lomas Taurinas? La respuesta es simplista: Luis Donaldo Colosio Murrieta pagó con su vida el haber menospreciado la protección oficial que se le había brindado, desde que le comunicaron que era el candidato oficial del PRI, a la Presidencia de la República.

Antes de demostrar que los hechos sucedieron así, vale la pena advertir que, gane quien gane la carrera política hacia Los Pinos, las fuerzas de seguridad deberán extremar hoy las precauciones, para proteger a los aspirantes a la Presidencia de la República.

Un ominoso y polémico “aviso” se dio recientemente a la publicidad, con saldo de un periodista famoso despedido de varios medios de información, uno de los cuales hizo el ridículo al retractarse de su decisión oficial.

Otra advertencia, quizá la más grave, fue la ostentosa fotografía de una mujer policía (¿tiene las nacionalidades mexicana y norteamericana?) feliz de posar con un rifle de alta potencia, dotado de mira telescópica.

La imagen es lamentablemente similar a la que se dio a la publicidad, horas después del asesinato de John F. Kennedy; un policía eleva el Mannlicher Carcano, dotado de mira telescópica, utilizado por Lee Harvey Oswald, para cometer el quizá más famoso magnicidio de los tiempos modernos, en Dallas Texas, el 22 de noviembre de 1963.

La mujer policía fue acusada de secuestro en el Estado de Guerrero, pero sus defensores lograron que intervinieran autoridades norteamericanas para obtener su liberación, y hoy, puede obtener un cargo en el Senado de la República.

Mientras tanto, absortos en las acusaciones mutuas y públicas que se lanzan algunos candidatos en los llamados “debates”, las autoridades correspondientes aparentemente no se preocupan por otorgar seguridad máxima a los destacados políticos.

Uno de ellos se da el lujo de llegar… En motocicleta, a sus reuniones, porque supone (quizá como la banda de Los Narcosatánicos, famosa por sacrificar seres humanos para formar collares con las vértebras de esos inocentes, adornos macabros que “protegían de las balas” a quienes los portaran) que “del pueblo nada tiene que temer”.

De hecho, es una falla tan absurda como la que costó la existencia a Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien como todo individuo que no tiene real poder y llega a tenerlo, perdió el piso y dio instrucciones precisas a sus guardias de seguridad, órdenes que fueron contra toda lógica, pero, que, inexplicablemente, se atendieron por civiles y militares que jamás debieron cumplir los caprichos del priísta.

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