InicioPortadaHISTORIA DE “EL TRAUMADO”: VIVIR PARA MATAR

HISTORIA DE “EL TRAUMADO”: VIVIR PARA MATAR

*Su nombre es Abner Noé Cervantes y le dicen “El Traumado”. Este capo, fundador del cártel Independiente de Acapulco y jefe de la organización conocida como Los Magno Acevedo, tiene un alto criminal

*Según su ficha: se le atribuyen al menos una treintena de crímenes y cientos de extorsiones a comerciantes y comercios de todos los rangos. Después que no pudo continuar operando en Guerrero se mudó a Jalisco, al municipio de Tonalá, desde donde continuó sus operaciones criminales

*Sus víctimas lo consideran un maniático que mata y tortura con saña, según consta en el amplio expediente donde obran sus más escandalosos delitos

Ricardo Ravelo/La Opinión de México/Sol Quintana Roo/Sol Yucatán/Sol Campeche/Sol Chiapas/Sol Belice/La Opinión de Puebla

Guerrero. – Es uno de los criminales más violentos y sanguinarios. Durante años se dedicó a la extorsión, al secuestro y a la distribución de enervantes. Fundó el Cártel Independiente de Acapulco (CIDA) y de su historia criminal dan cuenta los más de treinta asesinatos que las autoridades le atribuyen. Su nombre: Abner Noé Cervantes, alias “El Traumado”.

Las autoridades del estado de Jalisco, la Secretaría de Seguridad Pública Ciudadana y la policía de Guerrero montaron un amplio operativo para lograr su captura, pero el capo siempre se les evadía, pues no sólo mostraba habilidades para escapar sino que dentro de las mismas corporaciones contaba con múltiples contactos que lo alertaban de los intentos de captura.

Así pasaron varios meses. Sin embargo, el miércoles 29 de marzo su buena estrella se extinguió. La Fiscalía de Jalisco logró detectar que “El Traumoado”, quien era jefe de la organización criminal conocida como “Los Magno Acevedo”, ya no operaba desde el estado de Guerrero, particularmente desde el puerto de Acapulco.

Para evitar ser capturado, el delincuente trasladó su centro de operaciones al estado de Jalisco, al municipio de Tonalá. Hasta allá se mudó con todo y grupo de sicarios, operadores financieros y afincó su grupo criminal para seguir manejando el tráfico de drogas, extorsiones, secustros, entre otros delitos.

Cuando las autoridades jaliscienses lo ubicaron, procedieron a detenerlo. Y de inmediato fue llevado a Acapulco, Guerrero, donde tiene un amplio expediente abierto por homicidios –se le atribuyen una treintena de muertes –extorsiones a comerciantes y comercios de todo tipo, así como despojo de propiedades.

De acuerdo con su historial criminal, ampliamente detallado en las denuncias que pesan en su contra, “El Traumado” era un capo moderno: utilizaba las redes sociales, principalmente Facebook, para extorsionar, enviar mensajes intimidatorios y, así, “ablandar” a sus futuras víctimas.

Según las autoridades de Guerrero, su perfil como criminal es de alta peligrosidad: “No se tienta el corazón para matar ni para descuartizar a sus víctimas; las extorsiones las comete vía amenazas de muerte y muchas de éstas las ha cumplido si no le pagan lo que él pide”, se afirma en uno de los perfiles psicológicos del capo.

“El Traumado” –cuyo nombre real es Abner Noé Cervantes –fue uno de los fundadores del llamado Cártel Independiente de Acapulco, el cual emergió pujante en Guerrero tras la caída de los hermanos Beltrán Leyva, quienes por años operaron en el Pacífico mexicano teniendo como base el puerto de Acapulco. A principios de este siglo, allá por el año 2003 –2005 –los llamados Tres Caballeros gozaban de su mayor etapa de esplendor como jefes del narcotráfico.

Tras la muerte de Arturo Beltrán Leyva –abatido por elementos de La Marina en 2010 en su departamento de la ciudad de Cuernavaca –, la posterior captura de Alfredo Beltrán, “El Mochomo” y el deceso natural de Héctor Beltrán, “El H”, la plaza en Guerrero quedó vacía. El golpe final ocurrió cuando fue capturado Édgar Valdés Villarreal, “La Barbie, operador de los Beltrán Leyva, extraditado a Estados Unidos.”

Así, los herederos del poder de los hermanos Beltrán Leyva no quisieron asumir las riendas del cártel, por lo que determinaron fundar su propia empresa criminal. Así nació el Cártel Independiente de Acapulco.

Este grupo criminal se construyó en el año 2012. Sus fundadores fueron José Alberto Quiroz Pérez, oriundo de Acapulco; José Leopoldo Buendía Domínguez, “El Chilango”, Javier Muñoz, “El Cholo”. A este grupo se sumó, posteriormente, Abner Nosé Cervantes. Todos estos miembros del crimen provenían del llamado “Cártel de Los Negros”.

En el año 2011, un testigo protegido con clave “Némesis” –cuyo verdadero nombre es José Jorge Balderas Garza, “El JJ” – afirmó que después de la captura de “La Barbie”, en ese mismo mes, la estructura que dejó en manos de su suegro Carlos Montemayor –“El Charro” –se fracturó debido a que los operadores de Acapulco decidieron no asumir el mando y crearon El CIDA.

Luego se ejecutaron varias detenciones de personajes clave, como el de un operador apodado “El Fakimán”, jefe de sicarios del cártel. El 4 de junio de 2015 cayeron otras piezas de la organización, entre otros, Carlos Sánchez Villafuerte y/o Ulises Hernández Ramírez, presunto operador financiero del CIDA.

De acuerdo con informes policiacos consultados, las fuerzas del CIDA operan en la zona costera de Guerrero; también en Oaxaca, Michoacán, Morelos y Jalisco. En este último estado estaba escondido Abner Noé Cervantes, “El Traumado”, capturado el pasado martes 29 de marzo.

En los estados referidos, el CIDA tenía confrontaciones con el cártel de Los Caballeros Templarios, como lo demuestran los enfrentamientos en Guerrero por el control de la zona de Tierra Caliente.

Al inicio de sus actividades criminales, el CIDA tuvo financiamiento de Los Zetas. Luego se separaron. También están relacionados, según los informes referidos, con La Mara Salvatrucha de Centroamérica, con quienes operan la trata de personas y el reclutamiento de sicarios.

El Traumado fue uno de los últimos líderes del CIDA, ya que después tomó el mando de otra organización criminal –Los Magno Acevedo –; en este grupo se dedicaba a la extorsión, secuestro, tráfico de drogas y al oficio de matar.

Según su perfil criminal, manejaba diestramente las redes sociales, instrumento para consumar las extorsiones que cometió principalmente en contra de comerciantes grandes y pequeños tanto de Guerrero como de Jalisco.

GUERRERO: FEUDO DEL CRIMEN

Con una decena de cárteles en guerra por el control territorial, el estado de Guerrero es la cuarta entidad más violenta del país. Las autoridades estatales están rebasadas ante la ola criminal que azota al estado. Los cárteles siembran terror y ninguna autoridad pone freno al crimen organizado.

En esa entidad del Pacífico, clave en el turismo pero también en el narcotráfico, a Guerrero han arribado grupos criminales como el cártel de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación. Pero la entidad es la que más grupos criminales tiene. De acuerdo con informes oficiales, en ese territorio que a partir del 15 de octubre de 2021 gobierna Evelyn Salgado –hija de José Félix Salgado Macedonio –operan unas 450 grupos delictivos.

En la mayor parte del territorio, dichos grupos criminales están encabezados por alcaldes, síndicos, regidores y comandantes de las policías estatales y municipales que han convertido la labor política y criminal en un verdadero negocio.

El caso más alarmante es el del cártel de “Los Ardillos”, cuyos miembros gobiernan municipios, tienen el control en comunidades rurales y rancherías, pero también controlan el Congreso local.

El nivel de violencia se exacerbó en Guerrero en 2021, a grado tal que el crimen organizado arremetido en contra de negocios tradicionales y de postín, como fue el caso de la discoteca Baby Ó, a la cual le prendieron fuego y terminó incendiada.Según el dueño de la discoteca –una de las más famosas y lujosas del país, donde se daban cita artistas y empresarios de toda la República –Eduardo Cesarman la reparación del inmueble costará unos 40 millones de pesos.

Después del incendio en la discotecs Baby ´O, el crimen organizado arremetió en contra de otros negocios a los que les exigieron pagar “derecho de piso” para operar. Las autoridades vieron con sorpresa estas acciones, pero siguen sin hacer nada para detener a las bandas del crimen.

No obstante que la mitad del país está en crisis de seguridad, el presidente Andrés Manuel López Obrador reiteró que ese problema no se resolverá “haciendo la Guerra”.

Esto lo expresó a propósito de la violencia que azota a Michoacán, donde unos cinco cárteles, entre otros el de Jalisco Nueva Generación, Caballeros Templarios y Los Viagras están enfrentados por el control del estado.

En Michoacán –al igual que en Guerrero –las autoridades están enfrentadas por el control del territorio y los recursos naturales, como la minería, el litio, las zonas aguacateras, por citar sólo algunos negocios que son atractivos para los criminales.

Pese al elevado nivel de violencia, ni el Ejército ni la Guardia Nacional han podido detener la ola delictiva, sobre todo, porque tienen órdenes de no usar la fuerza. De esta forma, el país difícilmente podrá entrar en una etapa de pacificación, como lo prometió el mandatario al tomar posesión de la presidencia, en diciembre de 2018.

Territorio de guerras y muerte, Guerrero no encuentra la pacificación desde hace por lo menos dos décadas: el crimen organizado, con sus múltiples tentáculos, mantiene una vierta disputa por el control territorial, sobre todo la región productora de amapola, de donde sale la mayor parte de la producción de goma de opio (base de la heroína) que se consume en Estados Unidos.

Gobiernos van y vienen y la violencia galopa, impune, en todo el estado de Guerrero donde actualmente operan catorce grupos criminales, con todas sus ramificaciones, las cuales están vinculadas a los presidentes municipales, regidores, síndicos y a los comandantes de las policías locales, convertidos en brazos armados del crimen organizado.

Aunque desde el 2019 el gobierno federal incrementó la presencia de las Fuerzas Armadas en Guerrero, lo cierto es que los cárteles de la droga avanzan en el control de los territorios, desplazando a las autoridades, según reconoce la Secretaría de Seguridad Pública de ese estado.

Informes de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública Ciudadana sostienen que en Guerrero el crimen ha ido ganando terreno en el control geográfico. El cártel de Los “Ardillos”, por ejemplo, que hasta hace tres años sólo tenía presencia en los municipios de Quechultenango, Mochitlán, Tixtla, Chilapa y Olinalá, avanzaron hacia otras demarcaciones situadas tanto en la Montaña Baja como en la Montaña Alta.

Encabezados por los hermanos Celso e Iván Ortega Jiménez, “Los Ardillos ejercen el poder criminal al extremo. De acuerdo con una fuente de la Fiscalía de Guerrero, quien pidió el anonimato, contra este grupo criminal existen unas veinte carpetas de investigación por tráfico de drogas, homicidios y extorsiones, pero se encuentran archivadas.

El poder del narcotráfico en Guerrero rebasa, por mucho, a las autoridades del estado. Y es que todo el territorio está invadido de células criminales. Un informe del Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen) del 2018 reveló que en esa entidad operan más de 450 organizaciones criminales, entre cárteles y células.

Estos grupos, ligados a las autoridades municipales, caciques y policías, están diseminadas por todas partes y su portafolio de actividades ilícitas es inmenso: trabajan con extorsiones, secuestros, cobro de piso, despojo de propiedades, venta de protección, piratería, contrabando, cobro de cuotas a negocios, comercio establecido e informal, cantinas, bares, burdeles y, por si fuera poco, también regentean a mujeres de la vida galante, quienes tienen que pagar sus respectivos impuestos al crimen para poder ejercer la prostitución.

Actualizado hasta el 2020, el mapa de ubicación de los grupos criminales da cuenta de la alarmante expansión del crimen organizado en Guerrero:

–El cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), encabezado por Nemesio Oseguera, opera en veinte municipios.

–La Familia Michoacana, dirigida por los hermanos Johnny y Alfredo Hurtado Olascoaga –éste conocido como “El Pez” –controla diecisiete demarcaciones.

–Guerreros Unidos, uno de los más violentos, también está inmerso en la disputa territorial. Este cártel lo encabeza Alfonso Deloya, “El Medusa”.

–En el mapa criminal guerrerense también destaca el cártel de “Los Granados”, dirigidos por Rubén y Salvador Granados Vergas. Su territorio abarca varios municipios de Tierra Caliente.

–Los Rojos, el cártel que hasta 2018 dirigió Santiago Mazari, “El Carrete” –detenido hace un año y medio –opera en un radio de acción más amplio: además de Guerrero, su presencia se extiende hasta Michoacán, Estado de México , Morelos y la Ciudad de México.

–El cártel Independiente de Acapulco (CIDA), cuyo control es fuerte en las costas, está encabezado por Irving Macedo Acevedo.

El grupo criminal con más antigüedad es la organización Beltrán Leyva, cuyas operaciones en Guerrero se conocieron desde el año 2001, poco después de la fuga de Joaquín Guzmán Loera del penal de Puente Grande, Jalisco.

En aquel entonces, la organización era encabezada por los llamados Tres Caballeros –Arturo, Alfredo y Héctor –quienes construyeron un imperio criminal cuya base de operaciones era el estado de Sinaloa y Sonora, cuyos tentáculos se extendieron hasta Guerrero, Morelos, Estado de México y Michoacán.

En 2004, cuando el alcalde de Acapulco era Félix Salgado Macedonio –actualmente senador de la República y candidato de MORENA al gobierno de Guerrero pese a tener dos acusaciones por violación –los hermanos Beltrán Leyva operaban en Acapulco. Su brazo derecho era Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie” –actualmente preso en Estados Unidos bajo cargos de delincuencia organizada –y la principal guerra que enfrentaban por el control de la plaza era con Los Zetas.

Desde el 2020 la guerra entre cárteles se ha agudizado en Guerrero, sobre todo, después de que el Cártel de Jalisco selló una alianza con “Los Tequileros”, otro cártel poderoso, para enfrentar a La Familia Michoacana.

De lo anterior da cuenta un video difundido en enero de 2020, en el que un sujeto identificado como “La Mula”, líder del cártel de “Los Tequileros”, lanzó una advertencia para La Familia Michoacana y anunció su alianza con la organización que encabeza Nemesio Oseguera, “El Mencho”.

En la grabación, que dura un par de minutos, a lo mucho, “La Mula” amenaza a uno de sus rivales, a quien llama “El Zarco”; también arremete contra “El Médico”, Francisco Maldonado Bustos, “Don José”, o gente de “El Pescado”, todos ellos relacionados con La Familia Michoacana.

Y es que La Familia Michoacana lucha por el control territorial, sobre todo en los municipios de San Rafael y Zirándaro, donde mantienen un cerco y ejercen constante terror en contra de la población. Esta zona está en disputa desde hace varios años entre La Familia Michoacana y el Cártel de Jalisco. Ni la presencia de la Guardia Nacional ha podido frenar la violencia.

EL TERROR DE LOS TEQUILEROS

El municipio de San Miguel Totolapan está considerado el más violento de la zona Tierra Caliente, Guerrero: Pueblos enteros han sido abandonados por sus habitantes, como consecuencia de la violencia exacerbada que ejercen los cárteles de la droga. Aquí la ley la impone el cártel de “Los Tequileros”, organización delictiva que se caracteriza por su violencia extrema. Sus miembros son los más sanguinarios.

San Miguel Totolapan –territorio de asiento de “los Tequileros” –, es uno de los municipios más pobres de esa región. Las autoridades del estado reconocen que algunas familias viven de la siembra y cultivo de amapola. Por eso el narco los mantiene capturados.

El cártel de “Los Tequileros” tiene historia: surgió de una escisión que sufrió la organización “Guerreros Unidos”, una de las organizaciones más violentas, que opera en Tierra Caliente y al norte de Guerrero. La disputa territorial de “Los Tequileros” es con el cártel de la Familia Michoacana. Y los territorios que están en guerra son Ajuchitlán del Progreso, Zirándaro y Coyuca de Catalán.

El líder del cártel, apodado “El Tequilero”, trabajó con “El Chente”, líder de Guerreros Unidos hasta antes de su captura, en 2014. Tras este hecho, se separó del cártel y se independizó. Los tentáculos de este cártel crecieron con cierta rapidez: de operar en San Miguel Totolapan y La Gavia, ahora controlan diez municipios.
De acuerdo con informes policiacos, se caracterizan por la amenaza. Extorsionan a los alcaldes de la región, explotan la industria del secuestro y para ello utilizan los servicios de su grupo armado –Las Fuerzas Especiales Tequileras –las cuales actúan ejecutando los plagios para luego cobrar los rescates. Quien no paga, se muere, es su leyenda.

El Cártel de “Los Tequileros”, de acuerdo con las autoridades, también opera con extorsiones, cobro de cuotas o piso. Explotan el terror a través de las redes sociales, a través de las cuales lanzan amenazas, exhiben videos de sus víctimas y presionan a sus familiares para que paguen los rescates.

Disponen de armamento de alto poder –rifles de asalto Ak-46, granadas y pistolas de largo alcance –con las que mantienen bajo amenaza a toda la región.

Uno de sus crímenes más horrendos fue el de Carlos Salanueva, dirigente municipal del PRI en Ajuchitlán del Progreso: su cuerpo fue hallado completamente descuartizado. Junto a los despojos, un cartelón decía: “Esto les va a pasar a quienes apoyen a la FM (Familia Michoacana), atentamente, “El Tequilero”.

El grupo criminal, según las radiografías criminales elaboradas por las autoridades de Guerrero, son uno de los cárteles más sanguinarios, pues no sólo asesinan: también decapitan, descuartizan los cuerpos y los desaparecen.

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