Redacción/La Opinión de México/Sol Quintana Roo/Sol Yucatán/ Sol Campeche
(Primera de siete partes)
Ciudad de México. – Las cantinas florecieron en México en el siglo XIX porque era común en algunas épocas ir a buscar donde pasar el tiempo, principalmente en la frontera con Estados Unidos y por el intenso calor que demandaba sitios con bebidas para recuperar el agua perdida.
Los investigadores María de Jesús Rodríguez Flores y Fernando Javier Elizondo Garza, de la Sociedad Filatélica Regiomontana, destacaron lo anterior en un ensayo sobre tarjetas postales promotoras del consumo de alcohol en la frontera citada.
Explican que en octubre de 1919 se aprobó la llamada Ley Volstead, más comúnmente conocida como la Ley Seca, que implementaba la “Prohibición” dictaminada por la Enmienda XVIII a la Constitución de los EUA, la que prohibía la venta, importación y fabricación de bebidas alcohólicas en todo el territorio de los Estados Unidos.
Florecieron en México en el siglo XIX porque era común en algunas épocas ir a buscar donde pasar el tiempo, principalmente en la frontera con Estados Unidos
Inmersos en amplia bibliografía, los profesionistas destacaron que la disposición no prohibía el consumo de alcohol, pero lo dificultaba, por lo que para recuperar “el agua perdida” continuó siendo producido de forma clandestina y también importado de contrabando de otros países.
Otros estudiosos indicaron que el 16 de mayo de 1985, hace casi 34 años, la presidencia del Consejo Supremo de la URSS decretó luchar contra el alcoholismo en el país y prohibió la venta de bebidas alcohólicas y la vida de la población cambió drásticamente pero pocos meses después la orden fue revocada.
La policía detenía a cualquier persona si su sobriedad provocaba dudas, todos eran mandados a centros de asistencia antialcohólica, los juicios populares se intensificaban y los ciudadanos borrachos se enfrentaban a rigurosos castigos, desde multas elevadas hasta trabajos forzados durante un plazo entre dos meses y 15 días.
El pueblo comenzó una guerrilla activa contra la campaña, los taxistas vendían vodka a precios elevados, la gente creaba nuevas recetas de alcohol hecho de caramelo, pasta de tomate, rábano e incluso corteza de roble. Se fabricaban e inventaban alambiques de diferentes calibres para destilar el alcohol casero. Pero aumentó el número de toxicómanos y también las intoxicaciones. Descendió la afluencia de ingresos estatales y las autoridades comenzaron a recuperar los volúmenes de producción, y a principios del otoño del mismo año 1985, la cantidad de tiendas de alcohol en Moscú se duplicó.
En Estados Unidos la Ley Seca provocó que el crimen organizado se elevara, antes de la prohibición había 4,000 reclusos en las prisiones federales de EUA, pero en 1932 había casi 27,000 presidiarios. Por el lado mexicano, según María de Jesús Rodríguez Flores y Fernando Javier Elizondo Garza, un movimiento antialcohólico, que por supuesto tuvo promotores serios, desde la posición oficial pareció seguir una moda y ser una maniobra política y fue mucho menos radical.
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