*Marilyn Monroe filmó una película pornográfica que no despertó tanta expectación en el mundo, como una fotografía suya obtenida en México, que demostraba que no era rubia del todo
Redacción/Sol Quintana Roo/Sol Yucatán/Sol Campeche/La Opinión de México
Ciudad de México.- Una película pornográfica escenificada por Marilyn Monroe no despertó tanta expectación en el mundo, como una fotografía suya obtenida en México, que demostraba que no era rubia del todo.
La cinta XXX llenó algunas salas europeas cuando se expresó que Marilyn Monroe era la estrella principal; Sin embargo, el interés no fue demasiado quizá porque la artista casi era una niña, según presuntas evidencias.
En cambio, la imagen de la diva demostrando que era verdad la versión de que dormía tranquila con un pijama de perfume solamente, provocó una gran conmoción en la farándula y fuera de la misma en 1962.
Entre los fotógrafos que se ostentaron cínicamente como “autores” de la reveladora “instantánea”, estuvo uno de los famosos “Hermanos Mayo”, algunos de los cuales no se apellidaban “Mayo” ni eran consanguíneos.
Julio Mayo falleció hace años y una agencia española lo mencionó como “El gallego que tomó la célebre fotografía de Marilyn Monroe”. El ahora desaparecido era hermano de “Paco” Mayo, otro integrante de la famosa dinastía de fotógrafos españoles.
Francisco Mayo falleció el 26 de septiembre de 1949 en un accidente de aviación que costó la vida, entre otros también de la estrella cinematográfica Blanca Estela Pavón y su padre, Francisco Vasconcelos.
Así que el gallego Julio Mayo —quien tenía 101 años de edad— quedó expuesto a varias aclaraciones urgentes, que recordaron la verdad de lo ocurrido durante una conferencia de prensa, presidida por la deteriorada Marilyn Monroe, quien a sus 36 años de vida, estaba cansada de existir pues su destino se había ensañado con ella.
Según hemos informado en diferentes ocasiones, desde 2007 —19 de diciembre, La Prensa —la niña Norma Jean Baker fue violentada y de jovencita tuvo que filmar una película para adultos, cuya reexhibición hacía varios años llenó una sala de cine en Europa.
Certificados médicos demostraron que quien sería mundialmente conocida después como Marilyn Monroe, por lo menos en cuatro ocasiones trató de suicidarse y logró hacerlo en el quinto intento, para escapar de un mundo donde según ella, pagaban mil dólares por un beso y 50 centavos por el alma.
Marilyn Monroe no era rubia natural y lo que más deseaba en el mundo era dar a luz un hijo, para no vivir tan sola en una sociedad que la admiraba como símbolo sexual.
*Aunque se decía que jamás podría concebir, el caso es que Marilyn Monroe perdió el producto en el mes de agosto, y cinco años después, luego de visitar México se suicidó posiblemente deprimida por el recuerdo de su pequeñito.
En el año 1957 quedó embarazada, aunque se decía que jamás podría concebir, el caso es que perdió el producto en el mes de agosto, y cinco años después, luego de visitar México, donde le tomaron la emblemática foto que recorrió el mundo, se suicidó posiblemente deprimida por el recuerdo de su pequeñito.
¿Fue casualidad el que descuidara sus movimientos femeninos frente a un batallón de fotógrafos profesionales en el hotel Hilton, durante el frío febrero de 1962, cuando fue obtenida la célebre imagen?
Supuestamente, “el mundo” se asombró porque Marilyn dejó ver su intimidad. En realidad, la estrella había perdido la noción general de pudor y estaba acostumbrada a “enseñar de más”, pues en ocasiones ni siquiera perfume se aplicaba para dormir.
Marilyn Monroe jamás utilizaba ropa íntima y era “feliz”, paseaba desnuda en sus residencias y tuvo problemas con sus parejas sentimentales porque, además de no cubrirse como “todas las damas”, era aficionada a ingerir alcohol en demasía casi todos los días.
El día que se “descuidó”, fue el jueves 22 de febrero de 1962, cuando ofreció una conferencia de prensa, durante noventa minutos ante más de 100 fotógrafos y redactores de prensa.
Desde el principio la diva dejaba el vestido más arriba de las rodillas, lo que era “inquietante”, pues en México no habían causado furor las minifaldas, que provocaron sensación en 1967, cuando una bailarina de Televisa, conocida como Sonny Aguilar, detuvo el tránsito en amplia zona del primer cuadro, al enseñar generosamente sus extremidades inferiores.
Marilyn sonreía, llamó “guapos” a los mexicanos, y claro, bebió champaña como acostumbraba en su vida privada.
Un periodista “objetivo” informó al día siguiente que “la Monroe se veía avejentada y sumamente delgada, a pesar de que estaba mejor que cuando posó desnuda por 50 dólares para un calendario”.
En efecto, ya casi no quedaba algo de la diva, quien urgida de publicidad gratuita, abrió sus piernas, mantuvo la posición dos segundos y poco después terminó la conferencia.
Furiosa, cuando se enteró que se comentaba que era “una vieja, alcohólica, chaparra, flaca y fea, Marilyn se fue a Estados Unidos”.
En su oportunidad, los cirujanos que la atendieron en 1957, cuando perdió a su niño, sólo comentaron que “si todo hubiese sido normal, la criatura habría nacido a principios de 1958”.
Por coincidencia, se decía que habían sostenido un romance, ella y el Presidente John F. Kennedy, quien visitó nuestro país en 1962 (Junio) y se retiró feliz con su esposa, ante el recibimiento que les brindó el pueblo mexicano.
*Ingirió gran cantidad de pastillas y murió el día 5, en la madrugada, cinco años después de la pérdida de su anhelado primer hijo
En agosto de 1962, Marilyn Monroe ingirió gran cantidad de pastillas y murió durante la madrugada del 4, cinco años después de la pérdida de su anhelado primer hijo.
La revista Libros Elegidos, de la editorial Atlántida, publicó en 1979 una selección del volumen que la italiana Lena Pepitone y William Stadiem darían a conocer más tarde.
Los lectores que gustan de la verdad, encontrarán en esa obra detalles importantes que pueden aclarar la ola de rumores y embustes que sólo sirvieron para ensanchar las carteras de unos vivales, algunos de los cuales decían ser “propietarios de múltiples objetos que pertenecieron a la diva” y los vendían “perfectamente documentados”.
Según los autores, los padres de Marilyn estuvieron en un manicomio y un hermano también se suicidó. El señor Baker abandonó a la madre de Marilyn y la señora se dedicó a “coleccionar” varones y un panadero de apellido Mortenson desapareció el mismo día que Gladys le dijo que estaba encinta.
Fruto de esa unión fortuita nació Norma Jeane Mortenson, el primero de junio de 1926, en Los Ángeles, California. Un vecino dejó pasar unos cuantos años y violó a la niña Norma, a quien le dejó una moneda de cinco centavos de dólar “para convencerla de que no lo denunciara”.
En una ocasión, al enloquecer la abuela de Marilyn, trató de estrangular a la menor, quien al crecer decidió casarse con el empleado particular James Dougherty, pues su deseo de agradar y ser estimada era excesivo, matrimonio que sólo duró cuatro años.
La joven fue acusada de prostituta cuando el fotógrafo Tom Kelly le pagó 50 dólares por posar desnuda para un calendario titulado “Sueños Dorados”. Las fotos recorrieron el mundo entero. Al recuperar los negativos, la “rubia” se los regaló a su segundo marido, Joe Di Maggio, con quien duró tan solo 9 meses, entre 1954 y 1955.
El autor teatral Arthur Miller dizque la conquistó y se casaron en 1956, pero Marilyn descubrió pronto que su príncipe, además de imbécil, era indiferente al sexo, pero le exigía fidelidad y en 1961 se separaron.
A la italiana Lena Pepitone, Marilyn le confió secretos que antes no había revelado sobre sexo, alcohol, depresiones, fracasos matrimoniales, amoríos …
Entonces se supo que a Marilyn no le gustaba llevar ropa, ningún tipo de ropa, en la casa, que su cabello rubio, sin lavar, era una maraña; sin maquillaje se veía pálida y hasta cansada.
Según Pepitone, Marilyn, extendida en el sofá blanco, “le recordaba a una prostituta de lujo, la mañana que sigue a una noche de trabajo”.
Marilyn disponía de dinero, fama y belleza, pero le faltaba una familia. La vida le resultaba tremendamente monótona. Las visitas al psiquiatra y las clases de teatro eran su única actividad.
Pasaba la mayor parte del tiempo en el dormitorio. Se miraba al espejo, tomaba cócteles y champagne, hablaba por teléfono. Esto le encantaba. Recibía llamados de gente del espectáculo, pero disfrutaba de los comentarios telefónicos de Joe Di Maggio y Frank Sinatra.
Nunca se le veía leer un libro o un diario. De vez en cuando hojeaba los modelos de alta costura de la revista “Vogue”. No tenía televisor y jamás escuchaba radio.
Ponía algunos discos de Jazz o Blues, en el pequeño tornamesa del dormitorio. Las canciones que escuchaba con más frecuencia eran “Siempre Estoy Triste” y “El hombre que amo”.
*Joe nunca perdonó a Sinatra cuando él le confió que “Marilyn tenía relaciones con una mujer del estudio”; aunque ella explicaba que se reunía con aquella chica “para tomar alimentos únicamente”.
Extrañaba a Frank Sinatra y a Joe Di Maggio. Este último no quería que fuese actriz, la quería a su lado todo el tiempo. No le gustaba que los actores la besaran. Odiaba todo lo relacionado con las películas de Marilyn. Detestaba su ropa. Deseaba que abandonara el cine y “él la cuidaría”.
Luego de divorciarse, siguieron viéndose. Y Joe nunca perdonó a Sinatra cuando él le confió que “Marilyn tenía relaciones con una mujer del estudio”. Ella explicaba que se reunía con aquella chica “para tomar alimentos únicamente”. Los amigos se pelearon a golpes.
Incluso Marilyn fue investigada por detectives y un fotógrafo. Un día hasta tumbaron una puerta para sorprender a las mujeres apasionadas, pero no estaban ahí. Y Joe enloqueció de celos cuando la actriz se mudó a la residencia de Sinatra.
La costumbre de llevar poca ropa, o no usar nada para estar en casa, no había comenzado en Nueva York. Con una sonrisa maliciosa, la actriz indicaba que a Frank Sinatra no le molestaba que no estuviese vestida si estaban solos; pero cuando estaba acompañado era otra cosa.
En las noches que los amigos de Sinatra iban a la casa para jugar póker, le pedía a Marilyn que ni se acercara. Eran reuniones sólo para hombres. Aunque él sí salía con otras mujeres. Lo único que podía hacer Marilyn era beber.
Una noche estaba tan borracha que olvidó las órdenes de Frank y fue desnuda a buscarlo. Se sentía sola y quería charlar con él. La mujer entreabrió la puerta de una habitación, llena de humo, donde estaban jugando a las cartas. Frank apoyó su copa con tal fuerza que la rompió. Se levantó de la mesa de un salto e hizo retroceder a Marilyn antes que los otros varones pudieran comprender qué estaba pasando. La diva trató de explicarle que ella les gustaría más que el estúpido juego y el cantante puso cara de querer matarla ahí mismo.
Un día, atestigua su asistente Lena Pepitone, “pensando que había salido, entré al baño y la encontré sentada en el inodoro. Tenías las piernas levantadas. Y estaba ocupada en una complicada ceremonia, tiñéndose el vello púbico con ayuda de algún producto químico y dos cepillos de dientes”.
La diva dijo que “ahora se sabía su secreto, era para que hiciera juego con el cabello”. Y agregó que con todos sus vestidos blancos y demás ropa, no quedaría bien tener el pelo oscuro abajo, pues se podría transparentar.
No dejó de reconocer su imprudencia y pocos días después, añade Lena Pepitone, “la encontré en la cama con una bolsa de hielo entre las piernas, tenía todo hinchado por la decoloración”.
La diva tomaba muchas pastillas para dormir, caía en frustrantes letargos. A sus 36 años, se comenzó a murmurar que la carrera de la rubia platino había llegado a su fin. Le ofrecieron filmar completamente desnuda y la señora aceptó porque se sentía joven. Estaba en la plenitud física, pero derrumbada por dentro para siempre. La película quedó inconclusa. De cada siete días de trabajo, Marilyn cumplió dos; pero las fotos del desnudo se publicaron en 32 países.
Volvían a surgir ofertas de trabajo, pero era demasiado tarde. Dos semanas después de la filmacion interrumpida, Marilyn fue internada en una clínica psiquiátrica. Intentó suicidarse arrojándose al vacío, pero no se atrevió a hacerlo porque “estaba segura de caer sobre la gente que pasaba”.
*El 9 de junio de 1961, se afirma, estuvo con el Presidente John F. Kennedy, afectado de la columna vertebral desde hacía tiempo. ¿Es lógico suponer que el talentoso mandatario iba a perder el tiempo, contando “secretos de Estado” a la actriz?
El 9 de junio de 1961, Marilyn —se afirma— pasó una noche con el Presidente John F. Kennedy, afectado de la columna vertebral desde hacía tiempo. ¿Es lógico suponer que el talentoso mandatario iba a perder el tiempo, contando “secretos de Estado” a la actriz?
Lena Pepitone dijo que al morir Marilyn, el cuerpo, más solitario que nunca, permaneció varias horas en el compartimiento de los “no identificados” en Los Ángeles, Marilyn fue allí más que nunca, un ser en orfandad, un lamentable olvido de los centenares de seres que la amaron o cruzaron por su vida.
El famoso patólogo Thomas Noguchi en ninguna parte del cadáver pudo encontrar algún tipo de enfermedad conocida, pero en su estómago había restos de muchas pastillas para dormir. Dijo el forense que aquello era un probable suicidio. Un equipo psiquiátrico vinculado a la investigación catalogó el deceso de igual manera que Noguchi.
El escritor Arthur Miller dijo que Marilyn era una mujer insegura, llena de dudas sobre sus capacidades histriónicas, y ella se quejó en muchas ocasiones de que la industria del cine la colocaba siempre en los mismos papeles de rubia sexy, tonta, a la que siempre había negado papeles serios.
Un psiquiatra mentiroso afirmó tener cintas grabadas con “las confesiones” de Marilyn y como él, hubo muchos embusteros que afirmaban poseer “la verdad en el asesinato de la Monroe”.
En septiembre de 2002, Thomas Noguchi dijo para la AFP que comprendía los rumores que circulaban sobre la muerte de la actriz, pero reiteró su diagnóstico de sobredosis de barbitúricos. Entre los rumores más absurdos, dijo, “está la tesis recurrente del asesinato”.
Los rumores no cesarán y se repetirán, “mucha gente piensa que la diva era feliz y no puede aceptar esa gente que está ante un caso de suicidio. Yo pienso que tengo razón en el diagnóstico de suicidio”.
En Internet se informa que el American Film Institute considera a Marilyn entre las 10 mejores estrellas femeninas de todos los tiempos.
Se expresó también que el 5 de agosto de 1962, se dio una noticia que nadie podía creer. Marilyn, la rubia “casi perfecta”, de 36 años de edad, fue encontrada muerta en el dormitorio de su casa de California, por Eunice Murray, su empleada doméstica.
La causa fue atribuida a un suicidio por ingesta excesiva de barbitúricos y somníferos, medicamentos que tomaba a diario debido a su frágil estado mental.
Los resultados de la autopsia fueron parte del secreto profesional, pero en 2015 se dijo que “tenía una cabellera sumamente descuidada, pues hacía varios días que no la lavaba ni la teñía, estaba sin depilar y sin dientes, pues usaba una dentadura postiza; tenía los labios muy agrietados y presentaba hinchazón y moretones en el cuello”.
De la mujer que fue un sex symbol no quedó nada, “también usaba prótesis mamarias, las cuales colocaba sobre sus pechos naturales para realzarlos”.
Para los forenses fue casi increíble pensar que ese cuerpo desnudo y envejecido “perteneciera a Norma Jeane Baker Mortenson, nombre real de la estrella. Al parecer no quedó rastro del cuerpo majestuoso que había hecho suspirar a Hollywood y al mundo entero”.
Se afirmó en un documental transmitido por un canal británico, que Hyman Engelberg, médico personal de Marilyn Monroe, le prescribió una combinación letal de somníferos. Le recetó Nembutal e Hidrato de cloral, a sabiendas de que estos dos potentes sedantes, al ser ingeridos juntos, pueden tener un efecto muy fuerte en el sistema respiratorio.
Al mencionar detalles que “no se sabían de Marilyn Monroe”, en Internet se explicó que es famosa la toma en que una ráfaga de aire levanta el vaporoso vestido blanco de la actriz, mostrando sus torneadas piernas. Joe Di Maggio, su esposo, enfureció al ver cómo traspasaba la luz los dos pares de ropa interior de su mujer.
Esa misma noche, se aseguró, “la pareja tuvo una pelea tan grande que algunos huéspedes alertaron a la gerencia del hotel, porque se preocuparon de que alguien terminara seriamente herido”.
Al día siguiente, el equipo de maquillaje cubrió los moretones en los hombros y la espalda de la actriz, y en menos de un mes, le pidió divorcio a la estrella de béisbol. La madre de Marilyn, Gladys Baker, fue internada en un hospital para enfermos mentales, en donde pasó la mayor parte de su vida.
Se rumoró que generalmente Marilyn se escuchaba “alegre y optimista” —según el golpeador Joe Di Maggio— y que las 40 píldoras que tenía en el estómago, “no podía haberlas ingerido sin agua”, pero que posteriormente un vaso “apareció” en la escena del presunto suicidio y “no estaba” cuando se descubrió el cadáver.
*Roberto Ponce entrevistó a Antonio Caballero, de “Cine Mundial”, quien tomó la foto de la actriz en México, “vestida sólo con perfume” durante una conferencia en el Hotel Hilton.
Durante una conferencia de prensa en el hotel Hilton (posteriormente derribado a consecuencia de los sismos de 1985), la actriz se sentó frente a 100 artistas de la cámara, y sin pensarlo mucho, cruzó la pierna y Antonio Caballero tomó la célebre imagen.
Se comprobó que Marilyn no era del todo rubia, “en aquella época ver el vello púbico de una mujer era como tabú. Estaba prohibido decir malas palabras en televisión y en radio, pero ahora no, se acabó con la buena educación”.
En México no se publicó la foto de Caballero. Pero curiosamente, la imagen dio la vuelta al mundo. Meses más tarde la artista fue encontrada muerta y se llegó a decir, de manera simplista, que se había quitado la vida “por causa de la foto mexicana”.
Un judío italiano de nombre Max Koslowsky, se enriqueció en Europa vendiendo copias de la fotografía de Antonio Caballero. De hecho no hubo fotógrafo que no se atribuyera la autoría de esa foto, como Julio Mayo, quien hasta llegó a declarar para el periódico El País que él había logrado la “hazaña”. Obviamente, mintió con cinismo, como tantos otros.
Antonio Caballero recordaba que Marilyn llegó con un vestido de seda de un color verde agua, muy claro, muy bonito. No llevaba joyas pero sí un prendedor, “ya se veía bastante grandecita y excesivamente delgada”.
Otro reportero de “Cine Mundial” dijo que Marilyn “ya estaba muy deteriorada, el paso del tiempo había sido inclemente, aunque conservaba belleza”.
En la columna Panorama, del diario El Nacional, se informó que “la rubia trágica de la vida real, Marilyn Monroe, buscó en México la tranquilidad espiritual que nunca había tenido”.
A sus 35 años, Marilyn era interiormente la niña desorientada que buscaba acomodo en distintos lugares. Trataba siempre de ser agradable, constantemente sonreía como lo hacía en las películas. Pero tras esa falsa sonrisa ocultaba su profunda tristeza, su inconformidad y amargura. Por supuesto, no era la misma.
Se afirma que el 4 de agosto de 1962, la United Press International (UPI) comentó que el agente de relaciones públicas de Marilyn, Pat Newcomb dijo que la actriz lloraba “desconsoladamente” cuando llegó a su residencia, aproximadamente a las 7 de la mañana. Gritaba enfurecida a los representantes de la prensa: “Diles a estos buitres que no me sigan fotografiando”.
Según la UPI, Arthur Miller escribiría que “la verdad desnuda, sencilla y mortal, era que sencillamente no había ninguna diferencia entre ella misma y la actriz Marilyn Monroe y eso era lo que la destruía”.
Para el fotógrafo Antonio Caballero esa Marilyn “ya era mayor y estaba acabada, aunque fotografiaba muy bien”. Algunos colegas del profesional de la lente lo acosaron aduciendo que por su culpa la artista norteamericana se había suicidado. Caballero comentó que se sintió mal al creer que por su culpa la joven se había deprimido en forma extrema. Pero al analizar el asunto llegó a la conclusión de que nada había tenido que ver.
Es muy posible que Marilyn haya sufrido más o menos lo mismo que otro artista —Pedro Infante Cruz— a quien la vida le había afectado su autoestima de una manera terrible: a los 39 años ya no era un galán, se había empequeñecido, se veía “chaparro”.
Infante padeció la pérdida del cabello y tuvo que usar para siempre una grotesca peluca adaptable. La diabetes lo acechaba (uno de sus hermanos perdió las extremidades inferiores por esa enfermedad) y un día antes de su presunto accidente, su compañera Irma Dorantes lo criticó terriblemente porque su matrimonio había sido anulado en favor de María Luisa León.
Lo menos que Irma Dorantes le dijo fue que no permanecerían ni un minuto más ella ni la hija de ambos en la residencia de la carretera México-Toluca, ya que jamás serían simples amantes. A tal grado fue el torrente de insultos que, cuando se supo del avionazo, Irma Dorantes expresó en el periódico Excélsior: “¡Yo lo maté! ¡Yo lo maté!”.
Le había asegurado que cuando llegara a México, Pedro sería asediado por periodistas que lo esperarían en el aeropuerto, mientras que encontraría la residencia vacía, pues Irma se llevaría a la niña para siempre.
Es evidente que para los adoradores de Pedro Infante Cruz su desaparición “no se debió a un acto suicida”, pero en especulaciones psicológicas cabe perfectamente la posibilidad de “un golpe de timón voluntariamente equivocado”. Y de milagro, debido a la época, algunos periodistas no atribuyeron la muerte al “crimen organizado”.
En el caso de Marilyn Monroe la información torcida encontró eco tranquilamente: la actriz habría muerto porque “llevaba un diario comprometedor” para los hermanos Robert y John F. Kennedy, a quienes “les arrancó secretos de Estado”.
Incluso se dejó correr la versión de que el día 4, Robert Kennedy visitó a Marilyn “para pedirle su diario íntimo”. La verdad es que la norteamericana, considerada una “Venus rubia”, se había divorciado de Arthur Miller en México (Ciudad Juárez, Chihuahua, enero de 1961) y en febrero de 1962, poco antes de vacacionar en nuestro país, se entrevistó con su excompañero Joe Di Maggio en Florida.
Acostumbrada a deambular desnuda en sus mansiones, sin importar la presencia de hombres o mujeres. Ex estrella de una cinta erótico-pornográfica, era descuidada en la higiene personal a un grado inconcebible en una diva. Fue salvajemente agredida por los periodistas mexicanos, quienes al día siguiente de la conferencia de prensa la hicieron pedazos en sus crónicas —una torpe maniobra de sus publicistas— en la que no pudo contener su ansia por el alcohol.
Avejentada por sus excesos, despedida de su trabajo por irresponsable… ¿Iba a ser victimada para que no hablara sobre secretos de Estado? Nadie en su sano juicio confiaría un secreto de Estado, ni un chisme cualquiera a la actriz. Quien en su mansión tenía metros cúbicos de champaña para tomar diariamente, mientras recordaba sus éxitos cinematográficos de un pasado remoto.
La foto donde se demostró que efectivamente no usaba pantaletas pudo ser un truco publicitario para “levantar” la carrera de la ex diva.
Al día siguiente de la conferencia de prensa en el hotel Hilton, Marilyn Monroe abandonó México y siguió su rutinaria vida: alcohol, depresión, abandono personal. Llegó el doloroso Agosto. Cinco años atrás había perdido al hijo que anhelaba y los médicos reconocieron que nunca podría ser madre. Y su autoestima no resistió más, como dijo el famoso médico forense Thomas Noguchi, ingirió muchas pastillas medicinales para alejarse de la vida voluntariamente, tras cuatro documentados intentos de suicidio en su pasado.