*Una caravana de hombres armados, con un nivel de armamento impresionante, arribó al lugar buscando a un sujeto identificado como Alejandro García, alias “El Pelón”. En 10 minutos emboscaron y los fusilaron sin dejar rastros.
*El operativo desatado por Abel N., El Viejón”, tenía como fin asesinar a Alejandro N, “El Pelón”, identificado como jefe de plaza del CJNG. Ambos habían estado matándose mutuamente a familiares y hermanos y esta sería la masacre final.
*Los sicarios tuvieron total libertad para ejecutar a sus víctimas, deshacerse de los cuerpos y hasta limpiar la escena del crimen sin que nadie los molestara.
Redacción/La Opinión de México/Sol Yucatán/Sol Quintana Roo/ Sol Campeche
Corresponsalías Nacionales
Reportajes Especiales
MICHOACAN.-Fue el domingo más negro en la historia de Michoacán, así lo recordarán los habitantes del pueblo de San José de Gracia, cuyo vecindario fue convertido, de un momento a otro, en el escenario del fusilamiento de al menos 17 personas.
El 27 de febrero, durante el funeral de una mujer, fue ejecutado el jefe de plaza del CJNG, Alejandro García, quien tenía rencillas con otro miembro de la organización criminal.
Sobre las 15:30 horas del domingo, sonó el móvil de las autoridades municipales de San José de Gracia, Michoacán: “Ya valió madre”, escucharon a través de la bocina. En cinco horas llegaron junto a varios elementos de las Fuerzas Armadas a la escena de un crimen que apunta a un nuevo ajuste de cuentas del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). No hay sangre en la pared ni en el suelo; sin embargo, hay restos orgánicos de los balazos.
El 27 de febrero, San José de Gracia se encontraba semi vacío: una parte de la población había acudido a la peregrinación de la virgen de Talpa, y la otra parte se encontraba en el velorio de la señora Elisa “N”, quien un día antes había muerto de cirrosis en el Hospital de Sahuayo, Michoacán. Lo peor estaba por venir.
Una caravana de hombres armados, con un nivel de armamento impresionante, arribó al lugar buscando a un sujeto identificado como Alejandro García, alias “El Pelón”. Surgieron minutos de ruido e incertidumbre.
Algunos de los asistentes se refugiaron dentro de un inmueble, los menos afortunados fueron capturados por la célula delictiva dirigida por Abel “N”, apodado el Toro, quien mantenía rencillas con su ex antiguo socio, “El Pelón”.
Hasta el momento se desconoce el paradero de los cuerpos, así como sus identidades.
La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana informó que el operativo desatado por Abel N., “El Viejón”, tenía como fin asesinar a Alejandro García, identificado como jefe de plaza del CJNG. Ambos, según los documentos oficiales, habían estado matándose mutuamente a familiares y hermanos y esta sería la masacre final.
Antes de morir, “El Pelón” pidió hacer una llamada de arrepentimiento, que en realidad se trataba de una orden para pedir refuerzos a sus sicarios. La acción del líder tuvo una respuesta fatal, pues fue asesinado a tiros por su propio enemigo.
A la llegada de las autoridades al lugar de los hechos, los cuerpos habían desparecido; a plena luz del día, todo en cuestión de minutos.
Cuando comienza la grabación, se pueden observar casitas bajas, árboles y una calle con autos en cada espacio disponible, tristemente, el paisaje que se avista no ofrece lugar a dudas: está a punto de producirse un fusilamiento.
Con aproximadamente 15 sicarios, llega Alejandro N., alias “El Pelón” al funeral de su mamá Elisa, que falleció a los 79 años el 26 de febrero en un hospital de Sahuayo, Michoacán.
A los pocos minutos llegaron varias camionetas con sicarios y al frente Abel N., alias “El Viejón”, someten a los acompañantes de Alejandro, los desarman y los colocan afuera de una vivienda.
En ese momento Alejandro realiza llamadas para decir que se retire el grupo de Abel, pero no hay respuesta, entonces el primero se acerca a donde están los rivales pidiéndoles que no accionen sus armas contra terceros, tratando de disuadirlos.
Pero es el propio Abel quien dispara a Alejandro y lo asesina.
Los sicarios habrían tenido casi cinco horas para ejecutar a sus víctimas, deshacerse de los cuerpos y hasta limpiar la escena del crimen sin que nadie los molestara.
Según el vídeo difundido en redes sociales, las víctimas fueron colocadas en la puerta de un domicilio, de pie y con las manos en la nuca. Parapetados atrás de camionetas blancas, los ejecutores dispararon ráfagas sobre los detenidos.
Después desaparecieron los cuerpos, e incluso hubo un enfrentamiento a balazos.
Cuando ya parece que no hay formas de imaginar algo peor para acabar con la vida de la gente, surge un nuevo capítulo en México.
Suena música melódica de fondo, aunque no se sabe de dónde proviene exactamente. Cuando la grabación, efectuada desde una casa colindante, vuelve a la masacre se ve algunos de los últimos cuerpos caer al suelo entre una nube de humo de pólvora. Y ya no hay nadie contra la pared, todos se han desplomado.
Los siguientes pasos son la huida, sin rumbo conocido, de los asesinos y la llegada de las autoridades al lugar de los hechos. Las fuerzas de seguridad desplegaron un operativo con el Ejército y la Guardia Nacional para “ubicar a los posibles responsables”. Sin embargo, la escena que encontraron a su llegada era muy distinta a la que esperaban.
Pese a la cantidad de detalles que ya se conocen del ataque y la manera de actuar de los grupos implicados, muchas preguntas quedan de momento sin respuesta. Es el caso, por ejemplo, del movimiento de las cuadrillas de sicarios, que anduvieron sin problemas por la zona, el límite entre los estados de Michoacán y Jalisco.
La capacidad de grupos fuertemente armados para desplazarse por amplias franjas del territorio llama la atención, igual que la miopía de las autoridades de todos los niveles, desde el ámbito local al federal.
El ataque, ha explicado el subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía, se debió a un pleito entre integrantes del mismo grupo criminal, el Cartel Jalisco Nueva Generación.
¿DÓNDE ESTÁN LOS CADÁVERES?
Si no fuera por los vídeos que circularon por redes sociales, podría pensarse que a las 17 personas asesinadas se las había tragado la tierra. A la llegada de los agentes, el lugar «se observaba recién lavado», aclaró la Fiscalía General del Estado de Michoacán, horas después del atentado.
El escenario es un callecita de pueblo, de casas bajas y tejados rojos, arbolado, repleto de automóviles, los de enfrente de la casa con las puertas abiertas. A pleno sol. Ni siquiera los velatorios son espacios de paz cuando se trata de ajustes de cuentas entre el crimen organizado. Las camionetas aparcan en la calle, cortan el acceso y a veces se oyen tiros. La muerte le abre paso a la muerte en una espiral de sangre y balas que en México parece no tener fin.
De acuerdo con la SSP, la propia familia de “El Pelón” cuestionó su llegada al funeral, a lo que él aseguró que “tenía permiso” de los mandos del CJNG para velar a su madre. Se estima que habría llegado acompañado de aproximadamente 15 sicarios.
Es así que, tan solo unos minutos después, 40 sicarios con armas largas arribaron al domicilio abordo de 15 camionetas. Ante ello, “El Pelón” sale del velorio para encontrar a sus sicarios sometidos y, mientras intentó comunicarse por su teléfono, El Toro le disparó en cuatro ocasiones en su cabeza.
A pesar de ello, el Subsecretario de la SSP reiteró que las autoridades estales no hallaron ningún cuerpo en la escena del crimen, pues, destacó, los agresores arribaron con agua e instrumentos para borrar el rastro de la violencia, “lo cual es totalmente atípico”, declaró.
Detalló que el conflicto entre las dos familias de los principales involucrados, Alejandro N. “El Pelón” y Abel N., alias “El Viejón” se originó desde hace tiempo atrás:
EL CONFLICTO
Alejandro N. empieza a los 18 años primero como Zeta, después como Familia Michoacana y Templarios. Se cambia luego al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y opera como jefe de plaza desde Tizapán el Alto hasta Mazamitla, Jalisco. Conoce a Abel N., quien se incorpora y es reclutado por él para pertenecer a su organización criminal.
Alejandro N. es detenido por la policía de Mazamitla, recluido en el Cereso de Jalisco por delitos contra la salud y es finalmente sujeto a un proceso de carácter penal.
En ese momento Abel N. empieza a tomar el control de la plaza de San José de Gracia y empieza a haber diferencias entre ellos. Se le pide a Alejandro que ya no asista a la comunidad. Aquí es importante señalar que Alejandro N. vincula con posterioridad sus actividades ilícitas a los estados de Jalisco y Colima, aunque él seguía teniendo su familia en San José de Gracia.
En 2018 el hermano de “El Pelón”, de nombre Ricardo, es objeto de una riña en una cantina de San José de Gracia y es privado de la libertad por órdenes de Abel N, cuando el sujeto conocido como “El Pelón” estaba recluido. A él (Abel N.) le atribuyen la desaparición del hermano de Alejandro y que, según testimonios, fue privado de la vida.
En diciembre de 2021 ya consolidado nuevamente Alejandro N. como jefe de plaza en otra entidad, no en Michoacán, pero como parte del CJNG, cobra venganza contra Abel y asesina a su hermano, José N. Esto genera que Abel N. le haga llegar (el mensaje) que lo va a asesinar y que por ningún motivo se presente en San José de Gracia.
Pleitos por liderazgos dentro del grupo comandado por “El Mencho”, pero sobre todo por el asesinato de familiares, fueron las principales causas de estos hechos.
COMO EN GUERRA
A menudo se dice que los 100 muertos que se reportan de promedio al día le confieren características de un país en guerra. Nunca como hoy esa apreciación había tenido mejor reflejo. La forma de matar semejaba más un fusilamiento de un conflicto bélico que un altercado mortal entre bandas.
Cárteles Unidos, Jalisco Nueva Generación, Caballeros Templarios y muchas otras bandas criminales llevan largo tiempo sembrando el horror en el Estado de Michoacán.
La fértil tierra del Estado proporciona fenomenales rendimientos hortofrutícolas. Famoso es el aguacate, que se exporta en exclusiva a Estados Unidos. Pero no hay negocio que no acabe en manos del crimen.
Las últimas amenazas sufridas por los calificadores estadounidenses de la fruta acabaron con la paciencia del vecino del norte y mantuvo paralizada la recolección y exportación recientemente, con las consiguientes pérdidas millonarias.
Michoacán es también un Estado de autodefensas, civiles que se arman para sofocar en la medida de lo posible la amenaza de los narcos, pero que, a la postre, no ha hecho más que continuar las masacres.
El Estado también ha tenido sus episodios de cabezas cortadas en las discotecas, de hombres acribillados colgados de los puentes, un horror que después se ha vivido en otros lugares, como Zacatecas.
El episodio de este domingo es una vuelta de tuerca más en el dibujo del infierno. El Ejército mexicano no alcanza a poner fin a esta guerra. Faltan muchos detalles sobre esta matanza. Solo se puede, por ahora, seguir contando muertos.